Cuando los medios de comunicación propiedad de grandes corporaciones claman que manifestantes sirios están “en su mayoría desarmados”, realmente están hablando en términos “orwellianos”; están de hecho armados.
La verdad sobre los disturbios en Siria
Los Angeles Times: “Al enfrentar el poder militar en contra manifestantes árabes sunitas y kurdos mayoritariamente desarmados, el régimen de Assad, dominado por la minoría alawita, una rama chiíta, ha agudizado las divisiones étnicas y sectarias de la región.”
The Australian: “activistas sirios dicen que más de 1300 personas, la mayoría civiles desarmados, han muerto en la insurrección inspirada por las revueltas populares en todo el Oriente Medio y África del Norte.”
BBC: “El uso de munición de guerra contra civiles desarmados en su mayoría ha matado a unas 1.100 personas, según los informes.”
MSNBC: “Los grupos de derechos humanos en Siria dicen que más de 1.400 personas han sido asesinadas, la mayoría manifestantes desarmados, desde mediados de marzo.”
Washington Post: “Los refugiados también ofrecen una visión sobre la complejidad de la batalla por el control de Siria entre el régimen de Assad y el movimiento popular desarmado”.
Sin embargo, estas concesiones engañosamente redactadas, indican que los manifestantes sirios están muy armados, así como están apoyados, financiados y entrenados por el gobierno de Estados Unidos. Más recientemente, el 31 de julio 2011, un informe de Sky News declaró abiertamente que un asalto del ejército sirio en Hamah “llevó a hombres armados de la oposición a disparar las ametralladoras y a incendiar las estaciones de policía”. Conocido este hecho, los defensores de los disturbios en curso dirán, tal como lo hicieron en relación con Libia, que estos manifestantes no hacen más que defenderse contra un gobierno genocida. Sin embargo, la historia de la violencia por parte de la oposición siria es un hecho bien documentado, al igual que las aspiraciones de EE.UU. para provocar este tipo de disturbios en el nombre de “cambio de régimen” a su servicio.
La oposición siria: la Hermandad Musulmana y los grupos étnicos
La Hermandad Musulmana a finales de 1970 y principios de 1980 había intentado una insurección armada a gran escala contra el gobierno sirio. El punto culminante de asesinatos y caos (página 3) implicaron el ataque una graduación de de cadetes de artillería, donde 32 fueron ejecutados por la Hermandad. En 1982, la Hermandad fue acorralada en su bastión de Hama y anulada mientras que sus líderes huyeron del país. Los líderes de la Hermandad se ubican actualmente -no es de extrañar- en Londres, donde están una vez más ocupados coordinando los disturbios en Siria con el pleno apoyo de los medios de comunicación occidentales. También cabe destacar la mención de manifestantes kurdos, utilizados durante mucho tiempo por los EE.UU. y sus aliados para acosar a las distintas naciones en las que este pueblo sin estado habita en la región donde convergen las fronteras de Turquía, Siria, Irán e Iraq. Citando la revista Fortune-500 financiada por Brookings Institution (página 19 del PDF) en su informe “Which Path to Persia?” se nos ofrece la visión de cómo los kurdos junto con otros grupos étnicos están siendo utilizados para sembrar el caos en toda Siria con el objetivo declarado de desestabilizar y derrocar al gobierno, no para la democracia, sino para los intereses de EE.UU. en la región. Si bien el informe se refiere específicamente a Irán, como veremos más adelante, los actuales disturbios en Siria se ajustan al pie de la letra:
“Mientras el objetivo final es eliminar el régimen, colaborar con la oposición interna también podría ser una forma de presión coercitiva sobre el régimen iraní, lo que daría mayor influencia a los Estados Unidos en otras cuestiones. Irán bajo el Shah, por ejemplo, alimentó la insurgencia kurda en Irak y ayudó a los rebeldes a adquirir mucha fuerza. El Shah luego, abruptamente, dejó de ayudar a los kurdos en Irak a cambio de concesiones en la delimitación de fronteras entre Irán e Irak. En teoría, los Estados Unidos podríanpresionar amenazando al régimen con la inestabilidad o incluso derrocarloy, después de haberlo hecho, usar esta influencia para forzar concesiones en otros temas como el programa nuclear de Irán o el apoyo a los extremistas en Irak”. Otra parte del informe admite que la ayuda del Sha a los kurdos también incluyó el apoyo de los EE.UU. (página 121, página 134 del PDF). Además, el informe menciona que los kurdos, junto con otros grupos étnicos podrían ser aprovechados para crear rebeliones violentas. El paso siguiente se ajusta a la alarmante crisis actual en Siria:
“Por ejemplo, los Estados Unidos podrían optar por trabajar principalmente con diversos grupos étnicos iraníes descontentos (los kurdos, baluchis, árabes, etc) que lucharon contra el régimen en varios períodos desde la revolución. Una coalición de movimientos étnicos de la oposición, especialmente combinado con persas disidentes, representan una grave amenaza para la estabilidad del régimen. Además, el descontento de los grupos por sí mismas podrían debilitar el régimen en el país. Por lo menos, el régimen tendría que desviar recursos para sofocar las rebeliones. A lo sumo, el malestar podría desacreditar al régimen debilitando su posición vis-à-vis con sus rivales. ” Con la Hermandad Musulmana de Siria, con sede en Londres, junto con otros “grupos de derechos humanos” como el “Observatorio Sirio para los Derechos Humanos” daría cobertura retórica al caos de la violencia étnica en las calles de Siria; todo esto con el apoyo entusiasta de los autores de “Which Path to Persia?“. No hay absolutamente ninguna duda de que los diseños de Brookings están operativos en Siria.
El Financial Times citó a Martin Indyk, uno de los co-autores de “Which Path to Persia?” diciendo: “Fueron siempre conjeturas, pero ahora ha quedado claro que Assad está recibiendo la ayuda de los iraníes y reprimiendo a su propio pueblo. Ahora los EE.UU. no tienen nada que perder y mucho que ganar, dejando en claro que estamos con el pueblo sirio”. Indyk,no sólo presenta claramente a Siria como objetivo de este trabajo nefasto, sino también Irán, el objeto de su obsesión original, en la conflagración diseñada por Estados Unidos.
Bruce Riedel escribió un análisis en junio 2011 sobre posibles conflictos dentro de Siria podríanacabar con el régimen de Assad, un análisis que podría servir como complemento a su trabajo anterior en relación con la subversión pro-estadounidense de Irán. En éste dice: “Si el ejército se divide en las líneas alawitas y sunitas, la revolución triunfará. Podría dar lugar a un baño de sangre así como a décadas de odio que conducirían a represalias sectarias”.
Teniendo en cuenta el análisis de Riedel se explica por qué los grandes medios de comunicación esperan con impaciencia los informes sobre testimonios como el del supuesto desertor del ejército Mohammed Darwish Fidou cuya historia cubre convenientemente todos los aspectos de la violencia que se desarrolla, así como alienta a otros soldados a desertar. Fidou las afirma que los agentes de fuerzas de seguridad muertos fueron el resultado de la deserción unidades del ejército y que los manifestantes no llevaban más que ramos de olivo. Estas historias, a la par de las mentiras descubiertascomo la huida de Gaddafi de Libia, se cuentan con la intención de impulsar el caos y envalentonar a la oposición y a posibles desertores.
Y mientras todo esto resulta bastante evidente, un informe del think tank de 2009 que explícitamente detalla el mismo tipo de desestabilización que se desarrolla en Siria, hay evidencia adicional necesaria para probar más allá de la duda de que los actuales disturbios en Siria son el producto de la intromisión de EE.UU. Y que están muy lejos de la insurrección espontánea, tal y como falsamente se ha presentado.
Los disturbios de Siria están financiados por Estados Unidos
El cambio de regimen en Siria es un objetivo desde 1991. En 2002, el entonces Subsecreatario de Estado de los EE.UU. John Bolton incluyó a Siria en el “eje del mal”. Sería más tarde cuando se reveló que las amenazas de Bolton contra Siria se proyectaron con la financiación encubierta y el apoyo a grupos de la oposición siria, tanto bajo la administración de Bush como la de Obama.
En un artículo de CNN de abril 2011, Mark Toner, en calidad de portavoz del Departamento de Estado de los EE.UU. dijo: “No estamos trabajando para socavar al gobierno sirio. Lo que estamos tratando de hacer en Siria, a través de nuestro apoyo a la sociedad civil, es construir instituciones democráticas, francamente, es lo que estamos tratando de hacer a lo largo del mundo. Lo que es diferente en esta situación, creo, es que el gobierno sirio percibe este tipo de ayuda como una amenaza a su control sobre el pueblo sirio”.
Los comentarios de Toner tuvieron lugar después de que el diario The Washington Post publicara los cables que indican que los EE.UU. habían financiado a los grupos de la oposición siria, al menos desde 2005 y hasta hoy.
En un informe de abril de AFP, Michael Posner, secretario asistente de Estado de EE.UU. para los Derechos Humanos y Trabajo, afirmó que “el Gobierno de EE.UU. destinó un presupuesto de 50 millones de $ en los últimos dos años para desarrollar nuevas tecnologías para ayudar a los activistas a protegerse ante la detención y el enjuiciamiento por gobiernos autoritarios”. El informe continúa diciendo que “los EE.UU. organizaron sesiones de formación para 5.000 activistas de diferentes partes del mundo. Una sesión se celebradó en el Medio Oriente seis semanas antes reuniendo activistas de Túnez, Egipto, Siria y Líbano, que después regresaron a sus países con el objetivo de formar a sus colegas allí”. Posner añadía: “Volvieron de nuevo y se produjo un efecto dominó”. Efecto dominó que, por supuesto, es la “primavera árabe”, y en el caso de Siria, los actuales disturbios amenazan con desestabilizar el país e invitar a la intervención extranjera.
Conclusión
Traducido del Blog “Land Destroyer Report“
Texto original escrito por Tony Cartalucci.